
El jardin cerrado I
Algunos de vosotros pensareis que esta mañana me han llamado de la Galería Marlborough y me han hecho un contrato millonario. Pues siento desilusionaros pero nada de eso ha pasado. Tampoco me ha llamado la ministra de cultura, o entendidos en arte, para decirme que he dejado mi estado de artista emergente y que paso a la siguiente categoría, que por otra parte tampoco se bien cual es. Otros pensaran que ya me se ha ido la olla del todo, pobre Ana ya empieza a...,
El otro día pensando sobre ese calificativo o etiquetado o encasillamiento, en fin no se como llamarlo, me di cuenta de lo absurdo del término, bueno del término no, sino de lo absurdo del concepto o de como se aplica más bien.
Es que la semántica influye mucho y determina más.
El artista si quiere tomar más control de su actividad, si quiere ser más respetado, ha de empezar a liberarse primero de como le etiquetan o se etiqueta a si mismo.
El paternalismo es algo que no nos deja crecer. Los artistas somos gente adulta.
Voy a poner algunos ejemplos del mercado del arte. Si un señor abre una galería es un galerista con todas las de la ley desde el primer día o ¿es el galerista un emergente hasta que nos demuestre su valía? ¿Y los críticos? otro tanto de lo mismo ¿y los curadores? lo mismo.
¿Por que el único que tiene que demostrar su valía en el mundo del arte, es el artista? ¿Y hasta cuando tiene que demostrar?
Para que veamos la ambigüedad de la aplicación del término emergente, me hago una pregunta ¿Donde está la linea fina que separa del estado de emergente al de reconocido? ¿En que galería hay que exponer? ¿Cuantas exposiciones se han de hacer? ¿Que calidad hay que tener?
Es que se está quedando todo obsoleto por momentos.(carga de profundidad de ironía)
Yo misma con la inercia y sin cuestionar nada durante 15 años he dicho que era emergente. ¿Alguien de manera oficial con un documento me ha llamado o me ha escrito diciendome que lo era? no, simplemente he mirado las distintas clasificaciones y me he situado en la que me parecía que era la mía. ¡Que tontería!
Pues bien hoy he decidido salirme de donde yo misma me metí. Ya no soy emergente.
Algunos de vosotros pensareis que esta mañana me han llamado de la Galería Marlborough y me han hecho un contrato millonario. Pues siento desilusionaros pero nada de eso ha pasado. Tampoco me ha llamado la ministra de cultura, o entendidos en arte, para decirme que he dejado mi estado de artista emergente y que paso a la siguiente categoría, que por otra parte tampoco se bien cual es. Otros pensaran que ya me se ha ido la olla del todo, pobre Ana ya empieza a...,
El otro día pensando sobre ese calificativo o etiquetado o encasillamiento, en fin no se como llamarlo, me di cuenta de lo absurdo del término, bueno del término no, sino de lo absurdo del concepto o de como se aplica más bien.
Es que la semántica influye mucho y determina más.
El artista si quiere tomar más control de su actividad, si quiere ser más respetado, ha de empezar a liberarse primero de como le etiquetan o se etiqueta a si mismo.
El paternalismo es algo que no nos deja crecer. Los artistas somos gente adulta.
Voy a poner algunos ejemplos del mercado del arte. Si un señor abre una galería es un galerista con todas las de la ley desde el primer día o ¿es el galerista un emergente hasta que nos demuestre su valía? ¿Y los críticos? otro tanto de lo mismo ¿y los curadores? lo mismo.
¿Por que el único que tiene que demostrar su valía en el mundo del arte, es el artista? ¿Y hasta cuando tiene que demostrar?
Para que veamos la ambigüedad de la aplicación del término emergente, me hago una pregunta ¿Donde está la linea fina que separa del estado de emergente al de reconocido? ¿En que galería hay que exponer? ¿Cuantas exposiciones se han de hacer? ¿Que calidad hay que tener?
Es que se está quedando todo obsoleto por momentos.(carga de profundidad de ironía)
Yo misma con la inercia y sin cuestionar nada durante 15 años he dicho que era emergente. ¿Alguien de manera oficial con un documento me ha llamado o me ha escrito diciendome que lo era? no, simplemente he mirado las distintas clasificaciones y me he situado en la que me parecía que era la mía. ¡Que tontería!
Pues bien hoy he decidido salirme de donde yo misma me metí. Ya no soy emergente.