viernes, 23 de enero de 2009

La muerte del artista, es la satisfacción (2ª parte)


Es como un cantante, si no siente lo que esta cantando, entonces a mi no me llega, no me emociona. Prefiero un cantante que me emocione a que tenga una técnica perfecta. Con las obras de arte pasa lo mismo. Yo quiero emoción, quiero que al ver una obra me quede ahí enganchada, que no pueda apartar mis ojos de ella, que empiece a escudriñar cada centímetro de esa obra, para aprender, para disfrutar.


Entonces a mi modo de ver, la técnica perfecta, es la que queda discretamente en segundo plano, donde el artista no ha alardeado de ella, donde la ha puesto al servicio de sus emociones, de la pasión.


El artista siempre tiene que estar aprendiendo lo que no sabe y en el arte nunca se sabe lo suficiente, ni los grandes maestros saben lo suficiente, si preguntáramos a nuestros artistas mas reconocidos, esos a los que todos admiramos, nos dirían que cada día se enfrentan a nuevos retos en sus obras y que su nivel de satisfacción por esos trabajos acabados no es tan alto como pensamos.


Por otra parte, cuando nuestro grado de insatisfacción nos sobrepasa, nos paraliza y no somos capaces de continuar, tenemos que echar mano de la humildad. El equilibrio es necesario para seguir en la acción. No podemos poner el carro delante de los bueyes. Vayamos haciendo nuestro camino, poniéndonos retos que estén a nuestro alcance, según nuestra capacidad. La mayor superación es superarnos a nosotros mismos, pero con paciencia. En el arte las cosas ocurren muy despacio, porque tal como he dicho mas arriba, en nuestro trabajo ponemos mucho de pasión, de emociones, de vivencias, entonces todo eso tiene que ir escanciándose para luego volcarlo en nuestras obras.


No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails